La cultura tiene varias dimensiones y funciones sociales que generan un modo de vivir, cohesión social, creación de riqueza y empleo, así como equilibrio territorial (Molano, 2007). En este sentido, las normas y valores que se aprenden forman parte de la cultura, que condiciona la forma de ver el mundo y de interactuar con otros. Autores como Hall (1990) exponen que la cultura es comunicación y la comunicación es cultura, dando a entender que la comunicación influye en las culturas y viceversa. Por lo anterior, resalta que comprender las diferencias culturales es fundamental para la comunicación. El diálogo entre las diferentes culturas posibilita las interacciones con personas de distintos orígenes, lo que influye positivamente en la interculturalidad debido al enorme crecimiento del comercio internacional y las compañías multinacionales. En consecuencia, es importante aprender las reglas, lugar y la cultura donde uno se desempeña profesionalmente teniendo en cuenta aspectos como formalismo, costumbres sociales, formas de vestir, tiempo, tolerancia en el conflicto, situaciones de género, diferencias regionales, etnia, entre otras.
Interculturalidad y aspectos relacionados con la proxémica. En el ámbito comunicativo, tanto laboral como personal, es de suma importancia saber manejar la interculturalidad de manera eficaz, dado que esto permite comprender fácilmente las implicaciones de la diversidad cultural y étnica, así como reconocer también que la comunicación no verbal y el lenguaje proxémico pesa enormemente en los mensajes y en el entendimiento entre los miembros de distintas culturas. López, A., Simonetti, F. y Parada, A. (2020). Psicología de la Comunicación. Ediciones UC - Pontificia Universidad Católica de Chile. Neira, N. (2019). Oratoria experiencial. Ra-ma Editorial.
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